viernes, 5 de noviembre de 2010

Una brújula en el pasado

¿Quién no tiene un pasado?

Acabo de leer, apenas hace un instante, la palabra Memoria. Así, con mayúsculas. Hay una Memoria Grande, esa que no debemos perder, ni de los malos ni de los buenos momentos que nos ha tocado compartir como pueblo, como esta posible Nación que no termina de nacer.

Pero también hay otra memoria, que parece más chiquita, pero que para cada uno de nosotros es importante, porque es la personal y es la que nos constituye en lo que realmente somos. Eso que está hecha de pequeñas cosas, accidentes de la realidad que, sin querer, nos van moldeando para transformarnos en lo que somos y seremos.

Una de esas pequeñas cosas fue la necesidad de un amigo, o las ganas, ya no lo sé, de tener una tapa para un libro suyo. Lamentablemente el libro salió con otra tapa, una tapa que ni lejanamente representa su espíritu.
Así fue que en algún momento, esa no-tapa (que después fue tapa, pero de otra cosa) germinó y se transformó, con el tiempo, en la posibilidad de algunas portadas de libros, varias de las cuales ustedes ya conocen.

Ayer nomás la encontré y la puse de fondo de escritorio en mi computadora.
Y ahora la comparto con ustedes, nuevamente, prácticamente en su versión original.

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