sábado, 8 de mayo de 2010

Tengo siete minutos

Bueno, tal vez, tenga algo más que siete.
Como verán, y como sabrán quienes me siguen y/o conocen (¡ja!) ando bastante desaparecido. Es que este año vino como la mona con bolonquis para un lado y para el otro.
No importa: a mal tiempo, la mejor cara posible. Y teniendo cuenta que soy bastante feo, no tuve ni tiempo de festejar los seis años del Enca tal como él se merece. Recién hoy, por fin (y después de un tiempo) me hice tiempo para armar una tira, que ya está en manos de Edu Carletti.
Por otro lado, también sabrán que está disponible el nuevo libro de la colección de Cuásar, El Jardín de las Delicias, de Paula Ruggeri. Reclámenlo en las librerías que suele estar, aunque no muy visible (los lugares bien visibles son más caros que las góndolas de CocaCola en el supermercado), y si no escríbanle al editor, Luis Pestarini, de Ediciones Cuásar.
Pero lo que me trajo hasta acá es un cuento de Saurio. No es la primera vez que hablo de este autor, que es uno de los de mi generación que más me gustan. Escribe bien, variado, filosa y corrosivamente. Pero sobre todo lo hace muy bien: las suyas nunca son historias comunes, y si bien le conozco el estilo nunca sé la cuerda que va a tensar, ni la rosca que le va a dar a esa vuelta de tuerca que siempre tiene a mano. Otro de los buenos autores que siempre podemos disfrutar en Axxón.
Gracias a la bondad de la gente de Axxón (Edu Carletti y Silvia Angiola) pude leer e ilustrar este "Vuelvo en siete minutos", otro cuento con Ignatz Niemand como protagonista. El resultado, recién publicado en el número 207 de Axxón, abajo:

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